Primer plano de mi senectud por Eli
Es como el aturdimiento minutos después de un golpe seco y directo al rostro. Ya pasó el dolor, toda la vorágine se ha consumido y ni siquiera los restos han quedado. Como si te levantaras en un lugar que no conoces y poco a poco recordaras como llegaste hasta ahí, pero al mismo tiempo lo olvidases y 360º después estuvieses nuevamente consternado de no conocer aquel lugar. Cierta amnesia consciente, como aquella extraña enfermedad en la cual a pesar de que los ojos sirven perfectamente, la parte justa del cerebro que controla la vista esta parcialmente dañada, lo que resulta en una ceguera vidente. Ver estando ciego, así es como se siente.
Uno ya sabe que llego a la adultez, lo infiere y lo respira. Si la juventud es la conciliación entre anhelos y verdades, el ser adulto implica la confirmación de haber despertado del sueño y que se te escapen los sentidos de las manos, como si fuese arena que se disipa en el viento, y solo queda la áspera realidad, sin insinuaciones melancólicas o el implicado sufrir adolescente. Resignación quizá, a unos le llego antes este sentir, recuerdo que los observaba y parecían muertos en vida. Claro, a comparación de uno que era ingenuo y volátil, aquellos se veían grises. Ahora los comprendo, no es que a uno se le acabe la felicidad, sino que comienza, apenas comienza, a vivir.
Falto de experiencia y habiendo despertado de aquel sueño con demasiada saturación fotográfica, al principio la verdadera vida palidece ante lo anterior. Sin embargo, confío en que pasará el tiempo y me daré cuenta de lo burdo que fue todo, de las exageraciones y lo empalagoso. He de confesar que todavía no llego a esa revelación, pero tampoco anhelo lo anterior entre espasmos de sollozo. Me encuentro en el limbo, entre dos etapas, gris, dejando atras una colorida realidad para entrar a otra, mas tenue pero sin lo vulgar, mas afable pero con frialdad, dándome cuenta que todo formaba parte de una verdad, verdad que no se descalifica ni se desmiente, solamente ya no es, ya no esta en la temporalidad de uno.
Todavía tengo que desintoxicarme de algunas circunstancias y terminar de cerrar ciclos, no por que me hagan daño o me generen hastío, sino por que ya no me caben o ya no me quedan. Debo aligerar la carga para poder aprovechar al máximo este interludio, tomar todo el impulso necesario y afrontarme a lo que viene, ya veré como la libraré para llegar a las 40 vueltas al sol.