No, no me caso. Nadie se casa de los que conozco, es mas, les arruiné el argumento de la entrada. Pero no importa, de todos modos se los cuento.
El domingo empezaba bastante tranquilo. Yo, casi licenciado en Comunicación Social, me encontraba en mi cama, a las 12 del dia, profundamente dormido, en el primer domingo de mis vacaciones, sin mas son ni ton que descansar. El servicio social había hecho una pausa para vacaciones y no me quedaba mas de otra que descansar, pues inclusive las tareas que normalmente tengo (limpiar la casa, tirar la basura, lo que sea) estaban realizadas. Domingo es el dia para descansar y me disponía a cumplir aquel mandamiento.
Una llamada interrumpió mi sueño, era mi tia, que si la acompañaba a una boda. En ese momento me entraron pensamientos de pereza, sobre cambiarse la ropa, ponerse elegante, ¡Bañarse! ¡En Domingo! En fin, acepte, por la mejor razón que tuve: Soy buena onda. Me aliste poniendome lo mas elegante que pude, me quise amarrar el cabello pero no encontre ligas, así que decidi dejarmelo suelto, con lo elegante bastaba.
Pase por mi tia en mi coche, el afamado Chocheluis©, y me sale con algo bastante, digamos, inesperado: resulta que por ser madrina de anillos, y seguramente la ausencia de algún pariente (ademas de que mi sangre (Los Chuc) son respetados entre los Presbiterianos de la peninsula gracias a que Don Jose Isabel Chuc, mi abuelo que en paz descanse, fue un importante Pastor) la invitaron a participar en la entrada nupcial. Y quien si no nada mas y nada menos que yo la iba a acompañar. En resumen, iba a ir a una boda que ni me invitaron, en la que me tenia que arreglar, cosa que los que me conocen saben que no hago, en la que no conozco a nadie y encima estaria en la marcha nupcial. Había oído de renta de chambelanes, pero jamas de algo así como "renta de marchantes nupciales", con la diferencia de que, desgraciadamente ni me iban a pagar. Pude haber dicho que no, que me daba pena, flojera, que tenia otras cosas que hacer, que se me atravesó un compromiso, que voy y la dejo a mi tia, pero algo finalmente me convenció de ir, cosa que revelare mas adelante.
A las 5 habían citado a mi tia, y ella siendo puntal, llego 10 minutos antes. Apenas estaban probando el sonido, y solo había una mesa ocupada. Viva la puntualidad mexicana, viva... Pasaron los minutos, mi tia saludaba a quienes conocía, mientras que yo deambulaba en el limbo junto a mi iPhone (Por cierto, jejeje). Pasaron mas minutos y comenzó la ceremonia. Nos llevaron hasta atras, junto a los pajes, damas de honor y demás familiares de la novia. Y ahi me encontre yo, marchando en la recepción, del brazo de mi tia, en una boda donde ni siquiera sabia el nombre de los recién casados. Me toco sentarme hasta el frente, a lado del tio y de supongo una de las hermanas, o algo así. Después de una hora, termino la boda y de nuevo salimos marchando, yo ahi destacando con mi camisa verde, elegante pero verde, entre un mar de vestidos rosas. Ya después mi tia y yo ocupamos una mesa, le tome una foto con los recién casados y comimos los tacos de lechón mas ricos que he provado ultimadamente. Me comi 5, y al momento de escribir esto me ruge el estomago de hambre.
¿Alguna conclusion? Uno nunca sabe que le deparara el dia. Eso y un pensamiento inquietante que surgió cuando marchaba "nupcialmente". La familia de los recién casados vera en algunos años las fotos de la boda (digitales, ya que las cámaras analogas se están extinguiendo) y al ver mi larguirucha cara tiesa marchando delante de la novia se preguntaran "¿Y ese quien es?", "Sepa" se responderán unos a otros. O ya de perdida, si me vuelvo famoso o algo así, se preguntaran "¿A poco estuvo J.L.Chuc en tu boda?". Espero sea lo segundo, seria una buena historia para los nietos.
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