El primer mundial que recuerdo a conciencia fue el de Francia 98, ya que del de Estados Unidos 94 tengo como lapsos mentales, como si alguien cercano, un tío o una tía, te hubiera contado sobre un viaje a Disneylandia, viaje que alguien cercano lo vivió, puedes intuir lo que sintió pero no estabas ahí. Recuerdo ver la final de Francia 98 en Peto, Yucatán, por televisión, donde derrotaron al gigante Brasil en una final que me pareció fria, quiza porque no se aplico el Joga Bonito, que yo ansiaba ver, aunque desde entonces Zinedine Zidane se convirtió en leyenda. Aun así, fue el mundial Corea Japón 2002 el que vivi plenamente, el que me emociono a tal grado que me levantaba a las 6 de la mañana para ver los partidos en ese par de países tan lejanos y exóticos. Y por supuesto me hicieron admirar a Brasil y grabarme en la memoria nombres como el de Ronaldo, Kaká, Ronaldinho, Rivaldo y Roberto Carlos (todos con R de
Brasil). Tanto cariño le tengo a los recuerdos de ese mundial que hasta tuve el balón que engalana esta entrada, el hermoso Adidas Fevernova, cuya textura, diseño y colores me enamoraron desde la primera vez que lo vi. Lastima que, de tan bonito que estaba, me lo robaron en algún partido de esos a los que iba a Mérida, en aquellos tiempos cuando vivía en Cancun y la capital Yucateca se me hacia un lugar ajeno y caliente. Pero fue divino mientras duro, con su color gris y textura suave pero firme.
Asumo entonces que comparto cierta afición con la gente que realmente sabe y disfruta mucho mas del soccer que yo. Me podría clasificar como "hincha de closet" ya que solamente me atrevo a ver partidos de fútbol cada cuatro años. Podria justificarme diciendo que solo veo lo mejor de lo mejor (es decir, un mundial tiene, en teoria, a las mejores selecciones del momento, y por consecuencia, los mejores partidos del mundo) pero la verdad es que, en buena parte, me veo contagiado por la emoción social que me rodea. Todo este proceso, donde se comienza a hablar de las leyendas futbolisticas, los partidos mitológicos y las jugadas irrepetibles, las del momento justo y el lugar adecuado. La emoción es contagiosa, y si encima me recuerda al cariño que le tengo al Corea Japon, entonces no puedo hacer nada para evitarlo, algo similar me pasa con las Olimpiadas.
El fútbol en muchísimos lados es para la gente como una religión, y como la mayoría de las religiones en esta tierra, esta organizada y tiene sus matices oscuras, sus intereses escondidos. Por supuesto que la FIFA es una organización escandalosa, corrupta y en muchos casos nefasta. Es mas que evidente que la "mafia" en el gobierno mexicano va a aprovechar la euforia del mexicano promedio para cambiar leyes a su antojo y beneficio. Pero yo, un ser apático al fútbol en general, que nunca le ha ido a un equipo en particular, que ni siquiera le va a México en este mundial, se que el deporte no tiene la culpa. Ni el ni los jugadores, que seguramente estarán conscientes de todos los matices que rodean al mundial, pero que, espero, vayan concentrados a ofrecer lo mejor que saben hacer: un buen partido de soccer. Como me sabrán defensor del arte (mas no del termino artista, pero esa es otra historia), de la ciencia y de la risa, si se ha de admirar a aquellas personas que usan hasta el limite su inteligencia, ¿por que no a esos atletas y futbolistas que estiran hasta al máximo los limites de la resistencia física humana? Es un logro, nada menos despreciable. Es un negocio claro, los involucrados lo saben, es una tapadera, los involucrados lo saben, pero la verdad, es un espectáculo ver esas hazañas deportivas cada cuatro años. Y reitero, lo dice alguien que poco o nada le importa el deporte.
Y que ni siquiera le va a su selección, aunque admito que, si, me emociono cuando el equipo gana, cuando hacen un buen juego, o algún gol de ultimo minuto. Y si me da cierta decepción, momentanea y pasajera, cuando pierden, sobre todo contra algún equipo contra el cual se supone se supera "futbolisticamente". Pero no me desvelo ni por un quinto partido ni mucho menos la copa del mundial, si lo primero dificilmente va a pasar, yo creo que cuando ocurra lo segundo, ninguno de nosotros, el que escribe y los pocos que lean esto, estarán vivos para verlo. Así de duro, pero es la verdad. Y aclarando, tampoco quiero caer en el extremo de los revolucionarios de sofa, que creen que por compartir estados en las redes sociales ya están "haciendo patria" o "la revolución"...si tan solo supieran lo que realmente significa una revolución para aquellos cuyos nombres no quedan en los libros de historia...pero ese es otro cuento..
No es la emoción entonces de cuando México gana algún partido, me emociona el mundial en su totalidad, lo que representa, la pasion, la euforia. Soy un "hincha de closet", "futbolero de cada cuatro años", "cometa del balonpie" y otros apodos ingeniosos. Bien por mi.